Pasa desaperciba y se nos olvida muchas veces el hecho de que la etapa de 0 a 3 años es sin duda la más importante de toda la vida de una persona.

Disciplinas como la psicología y como la neurociencia, entre otras, han corroborado esta verdad universal. De ahí el enorme valor que tiene todo lo que pasa alrededor del niño o niña en este periodo de la vida.

 

Madres y padres, educadores, maestros, así como todos los profesionales que nos dedicamos a la infancia, tenemos que favorecer que todos los niños y niñas alcancen un desarrollo afectivo, emocional, social, autónomo, físico, moral, creativo, cognitivo e intelectual pleno.

Debemos ofrecer todo lo que esté en nuestras manos para que lo consigan a través de recursos adecuados a su desarrollo o estadio evolutivo, psicológico y físico, así como a sus características o necesidades individuales; sin olvidar que cada niño y niña es único/a.

A través del juego, la relación, la observación, la experimentación,..., descubre, conoce y así aprende. Ofrezcamos a niños y niñas un ambiente en el que el amor, el cariño, la felicidad y el respeto sean nuestra bandera. Juguemos con la magia, la emoción y el asombro.

 Facilitémosles materiales, espacios, recursos que los motiven y les inviten a experimentar, manipular, a practicar el ensayo y error, a establecer hipótesis... acompañémosles a sacar al gran científico de su interior. Intervengamos para que ello ocurra, eso sí, sin interferir, para que ellos sean los protagonistas, los dueños de su aprendizaje y en definitiva, los dueños de su vida.

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